No aparece en las guías turísticas. Las listas de espera son de casi seis meses. No es un restaurante propiamente dicho sino una dirección particular cuyos detalles sólo se desvelan unos días antes de la cena. Para conseguir uno de los pocos lugares disponibles para tan 'misteriosa' cena, la única posibilidad es enviar un e-mail y... tener suerte. ¿De qué estamos hablando? Es Hidden Kitchen, algo así como La Cocina Secreta, un concepto que causa furor entre los 'gourmets' de la Ciudad de la Luz y no sólo.
Hace tres años Braden y Laura, dos jóvenes americanos recién licenciados en Seattle, decidieron tomarse un año sabático para recorrer Europa, un proyecto con el que soñaban desde hacía tiempo. París fue la ciudad elegida como base para sus viajes. Italia, España... en todas partes era fácil hacer amigos, mezclarse con los locales, pero cuando regresaban a París una y otra vez se encontraban con la dificultad de entablar amistad con los parisinos.
Así que decidieron echar mano de la imaginación y sobre todo de sus dotes culinarias (ambos tenían varios años de experiencia en restaurantes) y empezaron a organizar cenas en su apartamento con el fin de ampliar su hasta entonces reducido círculo de amistades. El éxito fue fulminante. Poco después, en una de las cenas recaló una conocida bloggera de gastronomía que, encantada con lo que acababa de comer y ver, escribió una entusiasta crónica en su blog. El resultado: en una semana Braden y Laura recibieron 7.000 solicitudes. Hidden Kitchen acababa de nacer.
Desde entonces, estos dos chefs americanos organizan dos reuniones por semana, los sábados y domingos, donde 16 personas degustan un menú de 10 platos acompañados por sus respectivos vinos. Conseguir uno de estos lugares no ha sido tarea fácil, cinco meses de espera hasta que por fin ha llegado el mail en el que se confirman todos los detalles de la cena. Y finalmente tenemos la secretísima dirección del lugar del evento, un apartamento con todo el sabor parisino a tan solo unos pasos del Louvre.
- De Asutralia a Angola
Nos recibe Laura (muchísimo más joven que lo que hubiéramos podido imaginar) con una copa de champagne con lichis y nos invita a sentarnos en una mesa alargada donde los otros comensales ya están charlando animadamente. Una australiana, una inglesa, varios parisinos, una angoleña y la mayor parte americanos, conforman la heterogénea mesa donde el inglés se ha impuesto como lengua oficial. Algunos viven aquí, pero la mayoría están de viaje en París. Todos ellos son amantes de la buena cocina y han oído hablar de Hidden Kitchen en blogs especializados.
Y comienza el festín: Sopa de ajo con mantequilla de pera y arroz salvaje, linguini con mejillones y almejas, cerdo crujiente con pistachos, pastel de conejo estofado... cada plato regado con su correspondiente vino. En palabras del propio Brendan es una cocina tipo fusión entre la nueva cuisineamericana con ingredientes de la francesa. Él mismo nos explica que todas las semanas cambia algunos platos del menú en función de los productos del mercado. «Los sábados me levanto y voy a comprar y, según los ingredientes que encuentro, decido qué platos voy a preparar». Todo un ejercicio de imaginación que le ha valido el reconocimiento del The New York Times: «(...) experiencia gastronómica única en la ciudad de los placeres culinarios».
No es pues de extrañar encontrar tantos americanos sentados a la mesa. De cualquier manera, nos cuentan, ésto es muy variable «si nos hacen una reseña en una revista australiana, entonces empezamos a recibir solicitudes de Australia, lo mismo ocurre si aparecemos en un blog en Inglaterra, que empiezan a aparecer ingleses. Todavía recuerdo que alguien nos mencionó en Arabia Saudí y durante un tiempo venían montones de saudíes. Uno de ellos quedo tan encantado con la comida que decidió pagar la cena de todos los presentes». Y ¿españoles? españoles de momento, pocos.
Más allá de la inspirada profusión de sabores y de los caldos que generosamente riegan las copas una y otra vez, Hidden Kitchen es una experiencia en sí misma: una cena en un glamuroso apartamento parisino que hace que el ambiente sea mucho más calido y relajado, cenar con personas a las que no se conoce de nada pero todas compartiendo la sensación única de participar en un secreto todavía muy bien guardado y por el que se es capaz de esperar varios meses.
SORAYA GARCÍA
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