¿Hay algo peor que atacar a una madre? Sí, golpear con saña y alevosía a la vecina con un pollo congelado.
Esto fue lo que hizo el sujeto que véis a la derecha, Frederick McKaney, de 40 años.
¿Y por qué este talludito hombre, que aún vive con su madre, cometió semejante acto de salvajismo? Sencillamente porque su madre se negó a darle dinero. El enfado del sujeto fue tal que no dudó en herir a su madre levemente con arma blanca. Sin embargo, la espiral de violencia sólo había comenzado: abrió el congelador como si de un armario armero se tratara y salió de casa armado con un pollo congelado, dispuesto a encontrar una víctima con la que satisfacer su sed de sangre helada.
Y encontró su blanco en una pobre vecina, que no pudo hacer nada por evitar que Frederick le empezase a dar palos con el ave. Afortunadamente la cosa no pasó de ahí y Frederick fue arrestado.
Y menos mal que semejante sujeto era torpe: su madre sólo sufrío heridas leves. Eso sí la vecina tuvo que recibir puntos. Y es que la carne congelada es un arma muy peligrosa, por muy de ave que sea.
Soraya García
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