Como cada Nochevieja, ante la inminente llegada de un nuevo año, son muchos los fumadores que se plantean dejar el tabaco. El pasado 2 de enero de 2011, entró en vigor la nueva ley antitabaco, que prohibe fumar en todos los bares y restaurantes y serán muchas más las personas que intentarán dejar este hábito.
Pero, lograrlo no es fácil y requiere fuerza de voluntad, constancia, esfuerzo, y, en algunos casos, la ayuda de un profesional. Según el informe Indicadores de salud 2009 del Ministerio de Sanidad, el 29,5% de la población española fuma, siendo el porcentaje más alto en hombres que en mujeres (35,3% frente a 23,9%, respectivamente). Además, el 10,9% de los españoles fuma 20 o más cigarrillos al día. Por comunidades autónomas, donde más fumadores hay es en la Comunidad Valenciana, Cantabria, Murcia y Canarias. Por el contrario, las que registran un menor porcentaje de población fumadora son País Vasco, Castilla y León y Galicia.
Las consecuencias del hábito de fumar son muy importantes, y buena prueba de ello es que el tabaquismo es la primera causa de enfermedad evitable y de muerte prematura. Se estima que cada año más de 50.000 personas fallecen prematuramente en España debido al consumo de tabaco. Aunque hay más de veinte enfermedades relacionadas directa o indirectamente con el tabaco, las más importantes son la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), el cáncer de pulmón y las enfermedades cerebrovasculares. En total, el coste sanitario del tabaquismo se estima en más de 15.000 millones de euros anuales.
Como explica el director general de la Asociación para el Autocuidado de la Salud (anefp), Rafael García Gutiérrez, los beneficios que para nuestra salud tiene dejar de fumar son enormes, ya que "transcurrido un año de abstinencia se reduce a la mitad el riesgo de padecer infarto de miocardio e ictus y mejora notablemente la función pulmonar". De hecho, dependiendo del número de años durante los que se ha fumado y de los años de abstinencia que alcance el ex fumador, el riesgo de padecer cáncer de pulmón puede reducirse entre un 20 y un 90 por ciento. Asimismo, el riesgo de desarrollar cáncer oral disminuye a la mitad a los cinco años de haber abandonado el tabaco, igualándose a los diez años al de una persona que nunca ha fumado.
Según una encuesta realizada por el Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT), el 27,5% de los fumadores declara haber intentado dejar de fumar alguna vez en el último año. No obstante, el 45% de ellos logra estar sin fumar menos de una semana y sólo una cuarta parte consigue dejar de fumar durante 3 meses. Y el porcentaje de los fumadores que consiguen dejar definitivamente el tabaquismo es aún menor, el 4,3% según algunos estudios.
Esta baja tasa de éxito puede explicarse en parte por el hecho de que la mayoría de los fumadores que intentan dejar el tabaco lo hace sin ayuda, recurriendo a lo que popularmente se conoce como 'fuerza de voluntad'. "Es cierto que para dejar de fumar hace falta un alto grado de motivación, pero también es necesario contar con medidas de apoyo adecuadas que incrementen las posibilidades de éxito", aclara el director general de anefp.
Dejar de fumar no es fácil.
Cuando interrumpimos el suministro de nicotina aparecen los síntomas de abstinencia: ansiedad, irritabilidad, impaciencia, dificultad de concentración, irritabilidad y dificultad para dormir, entre otros. Pero hay que tener en cuenta que estos síntomas comienzan a disminuir al cabo de 2 ó 4 semanas sin fumar.
Buena planificación
El primer paso para dejar de fumar es plantear el deseo de abandonar el tabaco y mentalizarse para afrontar la abstinencia. Después debemos planificar bien los siguientes pasos a dar. "El primero de ellos es fijar una fecha para dejarlo, buscando ayuda profesional", señala García Gutiérrez. En este caso, la entrada en vigor el próximo 2 de enero de la nueva ley antitabaco, que previsiblemente impondrá importantes restricciones al consumo de tabaco, es una ocasión idónea para dejar de fumar.
Las oficinas de farmacia son un punto idóneo donde encontrar ayuda, ya que muchos colegios oficiales de farmacéuticos de España organizan periódicamente campañas para asesorar y ayudar a los fumadores a dejar el tabaco. Además de una buena planificación y motivación, podremos incrementar las posibilidades de éxito al dejar de fumar si recurrimos al apoyo farmacológico. Para ello existen medicamentos seguros y de calidad que han demostrado su eficacia.
Entre los medicamentos que pueden ayudar a dejar de fumar figuran los basados en la terapia sustitutiva con nicotina (TSN). Este tipo de fármacos se fundamentan en la administración controlada de nicotina con el fin de reducir gradualmente los síntomas de abstinencia y facilitar, de esta forma, la deshabituación del fumador. Podemos encontrar ejemplos de terapia sustitutiva con nicotina en forma de parches transdérmicos, chicles y comprimidos chupar. En España, este tipo de medicamentos se dispensan en las oficinas de farmacia sin necesidad de receta médica, lo que supone una gran comodidad para los fumadores que desean dejar el hábito, ya que no necesitan acudir al médico para comenzar el tratamiento.
Pero, además de la terapia sustitutiva con nicotina y el apoyo psicológico, Rafael García Gutiérrez apunta a la necesidad de marcarnos objetivos a corto plazo: "es recomendable fijarse pequeños plazos de abstinencia, como días o semanas, en lugar de pensar en no volver a fumar indefinidamente", sostiene. Esta táctica nos permite alcanzar desde el inicio nuestros objetivos y nos ayuda a motivarnos para mantener la abstinencia.
La Asociación para el Autocuidado de la Salud también recomienda elaborar una lista de las situaciones en las que es más fácil recaer en el hábito de fumar y prever actividades alternativas. Por ejemplo, hay que lavarse los dientes inmediatamente después de las comidas, evitar las actividades sedentarias y sustituirlas por paseos o por la práctica de deporte, respirar profundamente varias veces seguidas en los momentos de estrés, evitar los lugares con gran concentración de fumadores, sustituir las bebidas alcohólicas y el café por zumos naturales o tener siempre un bolígrafo disponible para aplacar el deseo de tener un cigarrillo entre los dedos.
Otros consejos para afrontar la abstinencia son tomar alimentos ricos en vitaminas, especialmente la vitamina B, ocupar los ratos de ocio con alguna afición, aprender técnicas sencillas de relajación para los momentos en que tengamos ganas de fumar, beber agua en abundancia y utilizar caramelos o chicles sin azúcar cuando sintamos necesidad de tener algo en la boca. En definitiva, se trata de poner el máximo empeño posible y adoptar estrategias que nos eviten recurrir al cigarrillo para aliviar la abstinencia y, de esta forma, mejorar notablemente nuestra salud.
SORAYA GARCIA
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